El flamenco, historia, palos y protagonistas

Cantes de Levante, Cantes de las Minas (IV)

Un acontecimiento de gran importancia fue la llegada a La Unión de Antonio Grau Mora ("El Rojo el Alpargatero"), en fecha que varía según el autor que ha tratado el tema. Blas Vega y Ríos Ruiz afirman que fue en 1885. Lerga Lancharro opina que fue en 1887 y, por su parte, Álvarez Caballero asegura que la verdadera fecha de la llegada fue el año 1890.

El hecho de la llegada aparece reflejada en una copla muy conocida:

Ha llegado un forastero

a la Sierra de La Unión,

no trabaja de minero,

lo llaman en la región

"El Rojo el Alpargatero".

"El Rojo" inicia su actividad en La Unión regentando una amplia posada, que iría aumentando con su correspondiente sala de juego y café cantante. Tenía entonces "El Rojo el Alpargatero" cuarenta y dos años (había nacido en 1847 en Callosa de Segura, Alicante).

Desde joven,y debido al color de su pelo, se le empezó a conocer por "El Rojo". El segundo sobrenombre proviene del negocio de fabricación y venta de alpargatas a que se dedicaba su familia. Existe también la opinión de que el sobrenombre de "Alpargatero" le viene de su propia actividad, realizada por el cantaor en Almería en sus años jóvenes.

Lo cierto es que "El Rojo el Alpargatero" fue empresario y artista, ya que, desde que llego a Almería (años 1873 a 1874) comenzó tambien para él una verdadera carrera artística, que simultaneaba con su negocio de alpargatas. Con anterioridad, "El Rojo" vivió en Málaga en 1880, y en esta ciudad ya se dedicaba exclusivamente al cante. En 1886 reside en Sevilla y en 1889 se encuentra en Cartagena. Finalmente recala en La Unión, en 1890, y comienza a regentar, como ya se ha dicho, un céntrico café, en la calle Mayor. En 1896, el café cantante baja a la categoría de establecimiento de venta de vinos y aguardientes, nueva aventura comercial que apenas dura un año, ya que a partir de 1897 Antonio Grau no figura ya en la relación de comerciantes de La Unión. No se sabe más del cantaor hasta el momento de su muerte, acaecida diez años más tarde.

El "Rojo el Alpargatero" vivió plenamente su doble condición de artista y empresario. Hombre inteligente y de gran carácter, conoció la zona minera de La Unión y comprendió que era el lugar apropiado para instalar un café cantante, pero llegó en una época en la que La Unión ya no era el sitio adecuado para hacer fortuna.

Por Á. Álvarez Caballero se ha calificado al "Rojo" como "un hombre que jerarquizó los cantes minero-levantinos como nadie lo habia hecho antes que él". Según el citado autor: "Hasta El Rojo el Alpargatero los cantes minero-levantinos apenas eran más que unos aires de relativo valor, con un desarrollo casi embrionario. Después de él encontramos ya una parcela perfectamente estructurada de estilos, que hoy conforman una rama frondosa y riquísima del árbol el flamenco".

Génesis Garcia Gómez opina, por el contrario que: "El Rojo el Alpargatero fue un mito para el cante, quizá más que por su propia dedicación, por la cantidad de establecimientos que abrió entre La Unión y Cartagena. En estos cafés daba trabajo a otros artistas. Él fue la figura más representativa de los cantes de Levante". "Se ha dicho, a veces, que el "Rojo" fue el creador del cante de las minas. No obstante, la gran popularidad del "Rojo" no quiere decir que sus méritos como cantaor llegara a ese extremo. El"Rojo" fue popular, en primer lugar, por la gran cantidad de negocios que creó, donde encontraron trabajo muchas personas. Fue el gran patriarca, dueño de tabernas, posadas y cafés cantantes".

Según Blas Vega, "al Rojo le gustaba, de madrugada, ponerse en la ventana a presenciar la marcha hacia las minas de los mineros, quienes con su trapico y su carburador iban entonando la "madrugá". Todas estas horas de escucha, y el impulso creador que llevaba dentro de sí, fueron los materiales que le sirvieron para engrandecer los cantes mineros, introduciendo, junto con su personalidad, nuevos tonos, creando un proceso de superación dentro de la más estricta línea de pureza".

Se cita una copla cantada por Escacena, en un café cantante de Madrid:

En la calle de Canales

se me perdió mi sombrero,

y se lo vino a encontrar

el Rojo el Alpargatero,

y no me lo quiso dar.

Esta copla fue respondida por El Rojo:
Anda diciendo Escacena

que yo tengo su sombrero

y a presidio me condenan,

pero sabe el pueblo entero

que él no estuvo en Cartagena.

Como cantaores contemporáneos del Rojo pueden citarse a Chilares, Enrique el de los Vidales, Pechinela, Pajarito, Paco el Herrero y Concha La Peñaranda. Entre ellos, a veces, delimitaban su propio ámbito de actuación:
En la Sierra de La Unión

no cantan los forasteros

mientras que vivan Chilares,

El Rojo el Alpargatero

y Enrique el de los Vidales

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