El flamenco, historia, palos y protagonistas

Las bulerías (y II)

Se ha dicho que no existe letra que no se pueda cantar por bulerías. Como consecuencia de la flexibilidad de este cante, a las bulerías siempre se las ha subestimado, porque como "todo entra en ellas" puede presentar la imagen de ser un cante residual, que se utiliza para rematar otro cante. No obstante, cuando un cantaor va por derecho a las bulerías, el buen aficionado se da cuenta que está ante flamenco de calidad. Siempre se ha situado a la bulería dentro del ámbito de los aires festeros. Ello ha hecho pensar que se trata de un cante fácil; y eso no es cierto, como lo avala la opinión de cantaores de prestigio y el oído de cualquier aficionado que sepa escuchar.

Las bulerías pueden nutrirse de las más variadas sustancias musicales, a las que asimila y transforma imponiéndole su personalidad. Como prueba de la flexibilidad de este cante Manuel Ríos Ruíz cuenta que hasta un rock-and-roll oyó cantar por bulerías a un grupo de gitanos en Jerez. Ricardo Molina, al evocar la Navidad flamenca, escribió: "La Navidad se canta por casi todas las modalidades del flamenco. Ahora bien, una cosa es que se "pueda" cantar por cualquier estilo y otra "encajar" el tema navideño en su estilo propio... La realidad es que el único cante en el que las letras de Navidad suenan con naturalidad son las bulerías".

Dentro de la heterogeneidad del ámbito de este cante, se han venido distinguiendo dos tipos de bulerías:

a) Las bulerías "al golpe", o para cantar, (a las que se las llama también bulerías por soleá o soleá por bulerías, que es lo mismo). Son de ritmo más lento.

b) Las bulerías ligadas, o para bailar, que son más trepidantes.

Las bulerías "al golpe", según Blas Vega, "a pesar de las evoluciones, han conservado la elegancia, pureza y condición rítmica de las soleares. Y su etapa de transición, su perfeccionamiento, su máxima expresión [se alcanzó] con La Pompi, su hermano El Gloria y La Niña de los Peines, que tanto influyeron en lo que es la bulería actual.

Se ha considerado por los estudiosos del flamenco que la división geográfica de las bulerías comprende tres zonas: Jerez, Cádiz y Triana. En Jerez es el espíritu jerezano de interpretar el flamenco el que influye en que los tercios se alaguen o recorten. En Cádiz la bulería, en expresión de Blas Vega "se acantiña", es decir, los tercios se recortan y se precipita el compás. En opinión de Fernando Quiñones, la bulería de Cádiz tiene un cierto deje indiano y lo atribuye al espíritu y la estética musical de la Tacita de Plata. En Triana y algunos pueblos de la provincia de Sevilla (Lebrija, Utrera, Morón...), al igual que ocurre con otros cantes, la bulería ofrece el sello especial en cada uno de esos lugares.

Se ha dicho que todos los cantaores jerezanos han cantado bien por bulerías. Quizá la expresión sea exagerada, pero lo cierto es que, como ya se ha dicho, Jerez fue la cuna de este cante, y en sus calles y en sus barrios tomó cuerpo la bulería. Hay cantaores que, por el hecho de cantar bien por bulerías, su nombre ha quedado inscrito en la historia del cante flamenco, como ocurre con La Moreno, La Macarrona Chica, La Junquera, Perico el Tito, etc. Generalmente el buen cantaor por bulerías ha sido siempre gitano, pero hay un caso excepcional, como es el de Manuel Vallejo, un "gachó" que fue maestro de la bulería, y que podría incluirse en el grupo formado por los grandes intérpretes de este palo, como lo fueron el Niño Gloria, La Pompi, Pastora Pavón, Tomás Pavón, Maria La Moreno... Y ya, más actuales, Fernando Terremoto, El Borrico, La Paquera, Sernita, La Perla de Cádiz, Pericón, Chano Lobato... y un largo etcétera.

Terminamos, al igual que empezamos, con palabras de Anselmo González Climent: "Quien haya herido su sensibilidad con las honduras del martinete, las siguiriyas y las soleares, quien haya podido salir airoso del bosque fandangueril, quien tenga noción exacta de las expresiones levantinas, quien posea la virtud de recibir el angel de los cantes gaditanos, ése estará en situación propicia para la aprehensión cabal del cante por bulerías".

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco.- Ed.Cinterco 1990.
Anselmo González Climent.- Bulerías. Un ensayo Jerezano.- Cátedra de Flamencologia. 1961.
Manuel Ríos Ruíz.- Ayer y hoy del cante flamenco.- Ed-Istmo 1997.
Ricardo Molina.- Obre Flamenca.- Ed. Demófilo 1977.
José Blas Vega.- Magna Antologia del Cante Flamenco.- Hispavox 1982.

DISCOGRAFIA RECOMENDADA
Por bulerías.- Volúmenes I y II.- Hispavox.- Madrid 1982.
Magna Antología del Cante Flamenco.- Hispavox.- Madrid 1982.

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